El Gato con botas se quiso casar, y a la gata Lisa se fue a
buscar.
Lamió su pelaje, cambió su peinado, no vaya a ser luego
quedar rechazado.
Caminado contento la fue a visitar, sin imaginar siquiera lo
que iba a pasar.
Tremenda sorpresa él se fue a dar, pues la gata Lisa le temía al altar.
Triste y muy solo el gato quedó, pues la gata Lisa más nunca volvió,
y si se preguntan cómo lo sé yo, es que el Gato con botas este cuento me echó.
El Gato con botas quedó perturbado, por eso es que ahora se le ve en los tejados.
A Lisa, la única gata conque he hablado, que me ha contestado.
...Más la Gata Lisa que era indecisa, se sentó en el patio y se puso a pensar:Me gustan sus botas, su cola rojiza, sus grandes bigote, su porte al andar... y entonces ¿por qué con tan bello gato yo siento temor de ir al altar? En ese momento sintió un arrebato, y se fue corriendo su gato abuscar.Se subió al tejado lo miró a los ojos y sin decir miau se dijeron todo.
ResponderEliminarAhora viven juntos sobre los tejados.Y ambos entendieron que para amar hace falta AMOR no hace falta ALTAR. "FIN" Saludos Victor, gracias por tan hermoso cuento,me sentí conmovida. Un beso! @lagatalisa
Qué bonita y elocuente manera de darle vuelta a la historia hasta llevarla al "final feliz" que no puede darle. Aunque me gustaba el romanticismo del gato compartiendo su pena con la noche en los tejados al final, debo admitir que la idea de 'AMOR sin ALTAR' es muy atractiva, además de moderna. Un abrazote!
ResponderEliminarSoy moderna pero me gustan los finales felices, sobre todo cuando se trata de mi! jaja! Un beso, gracias por regalarme ratos de alegría! @lagatalisa
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